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Enfermos, pero de mezquindad
Nos hemos vuelto locos. Somos títeres en manos de desaprensivos que manejan nuestros hilos a su voluntad. No tenemos voz. No tenemos... humanidad.

El sacrificio inútil de cualquier vida es censurable, sin embargo, la historia que desde días nos va consumiendo por dentro, es cuanto menos ilógica y llena de irracionalidad. El sacrificio de un perro ha logrado dar la vuelta al mundo. Día sí y otro también nos siguen bombardeando con noticias que nos soflaman. Nos insuflan una ira loca de las que impulsan a hacer una barbaridad. 

Que no se tenía que haber repatriado a los misiones enfermos, detractor, ¿te has preguntado por qué motivo el gobierno decidió hacerlo? El Real Decreto /519/2006, de 28 de abril, establece que el Estatuto de los cooperantes, en su artículo 10, apartado e, establece que es obligatorio repatriarlos en caso de enfermedad grave o muerte. Otros países lo han hecho, vale, que los nuestros eran religiosos, pero yo te informo, estaban en África ayudando a enfermos. Ah, que no es suficiente.... ¿Dónde está la línea entre los que podemos repatriar y los que no? ¿Quién lo decide? ¿Lo echamos a suertes? 

Bien que hemos mirado hacia otro lado cuando el ébola mataba a miles de lejanos negritos desde hace varios meses. No soy de izquierdas, ni de derechas. No me mantengo arriba pisoteando a otros, y trato desde abajo ser una mejor persona, no obstante, esto que está sucediendo en estos momentos donde una enfermedad mortal se ha convertido en la munición perfecta para acribillarnos todos. Esas dos Españas que seguirán divididas porque está en nuestros genes el atacarnos mutuamente hasta despedazarnos. Y da igual que una sanitaria se haya contagiado. Que se haya sacrificado a un perro por ese miedo que la prensa ayudó a diseminar como un cáncer entre la población aborregada por la caja tonta y programas de la 6 y Tele 5. 

Sentí vergüenza cuando los sanitarios de Hospital Carlos III le tiraron guantes de goma al presidente del gobierno, y me importa poco el color que vista porque ha quedado claro que todos son iguales, y me pregunto, ¿harán lo mismo los sanitarios con Obama en Dallas? Me sentí indefensa cuando leí la estampida de sanitarios que se daban de baja por si acaso.... No tengo palabras. Ni ánimo. Si bien me siento indignada ante la falta de solidaridad que contemplo a mi alrededor. Ese miedo atávico que nos corroe y destruye.

España se curará del ébola, pero lo que no tiene cura alguna y cito las palabras de Pedro Simón, son los políticos. Los periodistas sin honor que se muestran rastreros y viles al alarmar a la población con noticias apocalípticas, y que no están contrastadas por verdaderos especialistas. De esos desaprensivos que han inundado las redes con bulos que han aumentado la incertidumbre y desatado el pánico. Es curioso que en situaciones de emergencia, de repente, todos son peritos en sanidad, ingeniería, política, economía y podría seguir hasta el infinito y más allá. Salva patrias que tienen el Santo Grial y conocen la fuente de Agua de Vida para salvar a la humanidad. 

Siento rechazo de abrir las redes sociales ante la avalancha de repeticiones que se suceden hasta la saciedad de una misma noticia: el pobre animal de una auxiliar que fue sacrificado, y me atrevo a decir que sin un juicio justo, mientras se mira hacia otro lado ante la tragedia sin parangón que afecta a África. ¿De verdad creíais que el ébola pasaría de largo porque somos blanquitos?

No reconozco esta sociedad, no me quiero ver reflejada en ella porque siento miedo, un terror auténtico de que me contagie esa falta de humanidad, de esa solidaridad de la que siempre ha presumido y que sin embargo carece.  


El animal sacrificado que ha dado la vuelta al mundo despertando una polémica irracional.


La foto de una niña que no ha despertado ni una sola conciencia española. Júzguense ustedes mismos y dejen de juzgar a los demás.






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